-Castañeda será vinculado, no por la fiscalía, sino por la ciudadanía, a Comunicore.

-PPK será estigmatizado como gringo, pituco, billetón, lobbista.

-El Apra no tiene candidato.

-Toledo sufrirá la reemisión de videos de la lúcida Zarai.

-Keiko recibirá críticas por no haber hecho nada en el congreso, entre viajes y embarazos. Sin contar las "joyas de la corona" que se han repulido y puesto en vitrina nuevamente.

Si bien nada de esto hace méritos suficientes, ni permite saber quiénes de ellos se perderán el segundo round, sí permite saber que todos ellos tienen algo de qué preocuparse. Tal como Ollanta.

-Ollanta tiene el tema de Madre Mía, artificialmente reflotado, pero igualmente inconcluso pues no hay aun culpables de aquellos actos denunciados. Tiene los envios desde el exterior a su esposa y la duda sobre cómo solventa sus gastos familiares con un ingreso económico que no lo permite.

La diferencia está en que, tal como sucedió en anteriores elecciones, los medios, aquellos que siguen con la cantaleta de "ya quisiéramos nosotros influir sobre el público!!", tienden siempre hacia aquellos que suponen se alinean más con sus intereses y con los intereses de sus socios económicos.

Es decir: que salga cualquiera, menos Humala.

¿Qué efectos puede tener eso? Pues los que siempre han tenido en una sociedad con grandes brechas, injusticias, recelos y envidias: el síndrome de la identificación con la víctima. Y no es que Humala vaya a ser una víctima inocente, sino que pondrá a los medios como sus victimarios.

Pero si recordamos la anterior campaña presidencial, Humala no llegó a la presidencia sólo porque se topó con la labia y dominio escénico "colosal" de García. ¿Quién tiene ahora al frente Humala? Al "mudo" Castañeda, al "mongo" Kuchinsky, al "grave" y "señor de los silencios " Toledo y a la "mi primera exposición de colegio" Keiko.

Por todo ello soprende la candidez con la que muchos medios caen por enésima vez en el error del cargamontón sobre Humala o a su mención sólo si es sarcástica o tremendista.

Lo inteligente sería darle igualdad de pantallazos, con igualdad de trato. De esa manera no destacará ni como víctima, ni como candidato (el mismo se encantará de esto último). Pero si se le margina, será identificado por los millones de marginados de nuestra sociedad, que existen, a pesar de que lo quieran ocultar los "apóstoles de la macro bonanza".

Humala está hablando de temas que el resto no toca, porque no se atreven o porque no conviene a sus intereses. Ojalá que entre ellos salga uno que sí se atreva -¿Belaúnde, tal vez?. Así la balanza estaría más pareja, de paso que el debate nacional iría sobre propuestas y no sobre farándula  ni deporte.

Humala entonces podría llegar a segunda vuelta -nuevamente- por obra y gracias de los medios de comunicación.